A
Vicky Martín Berrocal
(1973) la conocimos como pareja de torero,
Manuel Díaz, el Cordobés
, pero eso fue hace una eternidad. Después, ha saltado en solitario a todos los ruedos y paseado palmito por
todas las ferias, hasta ganarse un lugar en los cosos de la moda, con su firma Victoria como bandera, y el ajetreo social por derecho propio. Muchos días de gloria y una gran faena. Vicky es mucha Vicky.
Animal televisivo, icono de estilo, personaje del corazón,
andaluza hasta las entrañas y flamante autora de La felicidad ni tiene talla ni tiene edad. Porque ella, parafraseando el
eslogan más poderoso de la historia
, lo vale. Ahora, más allá de su videopódcast
A solas, que le valió un Ondas, podemos verla junto a
las mujeres de su vida en Las Berrocal
, declarándoles su amor eterno.
Una docuserie de cuatro episodios que se estrena este
20 de mayo en Movistar Plus, como si la ocasión fuese el Alumbrado de
la Feria, y este martes, el del Pescaíto
. Su madre, su hermana y su hija, y olé.
Victoria, Rocío y Alba, cada cual a su manera. Aunque, como nos explica Vicky, en conversación comunal, «Berrocal somos todas». O «cada mujer tiene una Berrocal dentro». Ella es flamenca siempre, aunque no lleve lunares ni volantes, y esté en Madrid y no en la aldea de Almonte, donde los caballos quiebran las arenas y vive la Blanca Paloma.
MUJER HOY. ¿Por qué dijo que sí a esta docuserie?
VICKY MARTÍN BERROCAL. Bueno, porque hace diez años una amiga me dijo que era una obligación. Que no nos podíamos ir de este mundo sin enseñar cómo cuatro mujeres han sobrevivido y han aprendido a vivir solas y a enfrentarse a la vida. A tener el valor de tirar p’alante y pelear sus sueños. Además, con el buen rollo que tenemos, que somos amigas, hermanas, madres, hijas. Somos un poco todo. Las Berrocal somos todas. Cada mujer
tiene una Berrocal dentro
porque, al final, somos únicas e irrepetibles. La mujer es capaz de todo.
Victoria Martín Serrano y Vicky Martín Berrocal, madre e hija. /
TXUCA PEREIRA
¿Las veremos en la pantalla tal y como son en realidad?
No necesitábamos hacer esto, y yo la condición que puse fue que lo hacíamos si realmente no se perdía nuestra esencia, nuestra verdad, nuestro coraje, nuestras ganas, nuestra pasión, nuestro ímpetu y nuestra historia. Necesitaba que respirara eso y que se viese lo que somos de verdad. No quería añadirle ni quitarle nada que no fuera lo que es nuestra historia y cómo nos enfrentamos al día a día. Eso fue lo que me prometieron y entonces dije: «Vamos a tirar p’alante, que en la vida las cosas pasan cuando tienen que ser». Ha sido un viaje maravilloso.
Así son las Berrocal en la intimidad
¿Representan, en cierto modo, a la familia española?
Representamos a familias de mujeres. Representamos a la mujer, porque yo a la edad que tengo todavía no conozco al hombre. Yo no he llegado a conocer a un tío, no hay manera, no sé por dónde van, no sé lo que quieren, no los he calado. Lo que sí sé es que me enamoré de la mujer hace muchísimo tiempo, y hasta he pensado que a lo mejor sería mi pareja perfecta porque el hombre me cuesta la vida.
¿Cómo lleva tanta exposición pública? ¿Acostumbrada?
Yo vengo de casi treinta años y esto ya es un día más, un proyecto más, sin serlo, porque no soy de meterme en proyectos por meterme. Como te he dicho, lo he tenido que ver muy claro y me ha tenido que emocionar porque yo no hago ya las cosas sin emoción. No me han compensado nunca. Tenía ganas de vivir esta experiencia.
La exposición me preocupa por ellas. Hay un poco de miedo por cómo se enfrentan a una rueda de prensa, a un junket, a una première, a dar una entrevista solas, a estar en un pódcast, a ir a una tele. Mi miedo no soy yo. Es que ellas estén cómodas, que se sientan bien, que es fundamental. Más mi madre. Ha sido muy bonito para ella.
Vicky y Rocío Martín Berrocal, las hermanas de la docuserie Las Berrocal. /
TXUCA PEREIRA
¿Y su hermana?
A mi hermana, el docu le ha quitado sus miedos, y hoy es mucho más segura y mucho más capaz. A mi madre le ha dado vida, sobre todo el decir «voy a trabajar». Y, en cuanto a mi hija, nos ha hecho conocernos mucho más y llegar a un equilibrio que necesitábamos en la convivencia. De verdad, que todo lo que te puedo contar es positivo. Y no hay miedos a lo que pueda venir, porque, oye, a todo el mundo no le vamos a gustar. Esta es nuestra vida.
El día que escribí mi primer libro dije: «Esta es la manera en la que yo me he enfrentado a mi vida, que no será la mejor manera. No digo que tenga que ser la que tú tienes que llevar, pero es la mía y te la cuento como es». Y esto es lo que hemos hecho, contar nuestra vida y hablar de todo sin filtro, con libertad, como lo hacemos sin cámaras.
Victoria y Alba, una madre sabia y una hija espontánea
¿Qué le ha parecido su madre, Victoria, en el reality?
Me ha sorprendido muchísimo porque tiene una sabiduría… Ella se mueve como pez en el agua. Dicta sentencia con cada palabra que dice. Es una mujer sabia, por lo que ha vivido y por lo que ha tenido que pasar hasta llegar a hoy. Son ochenta vividos, que no lo puedo decir yo. Ojalá los viva. Ojalá mi hija me dé esa mano y me acompañe siempre, me proteja y me haga vivir con 80 años este regalo.
Alba se muestra sin pelos en la lengua, ¿la pone nerviosa su espontaneidad?
No, porque Alba es una miniyo. Cuando Alba me llama y me dice: «Me ha pasado esto», pienso que así es como hubiera actuado yo y como actuaba con 25. Es que Alba es su madre en chica. No me sorprende nada de ella porque por ahí he pasado yo.
Vicky Martín Berrocal y Alba, pasión de madre y de hija. /
TXUCA PEREIRA
¿Cómo empezó su relación con la moda?
Aprendí a amar la moda de esta manera por mi madre. Nunca la vi como modelo en la pasarela, pero siempre tuvo tienda de moda y era una bendición verla vender, el trato con la clientas. Ahí empecé a aprender yo, y eso es lo que me llevó hasta aquí. Comencé en la moda flamenca por ella, porque tenía una recuerdo de esa mujer vestida de flamenca con ese vuelo de volantes, con ese vestido tan sensual y tan femenino, y después arranqué viéndola. Es lo que he mamado.
Tenía estilazo vistiendo además.
Bueno, es que lo sigue teniendo. Ella es que da igual lo que se ponga. Siempre lo lleva de una forma muy especial.
