Carlos Alsina: referente radiofónico con hermética vida privada. /
gtres
Han pasado ya 35 años desde que
Carlos Alsina (Madrid, 1969) debutara en la radio en 1990, y a estas alturas se ha convertido ya en una de las voces más respetadas y conocidas de nuestras ondas.
Director y presentador del programa Más de uno en Onda Cero, el locutor es especialmente conocido por su capacidad para entrevistar con profundidad, rigor y claridad. Pero de cuando en cuando, también se deja entrevistar, como en
El Hormiguero
, plató que visita de nuevo esta noche.
Poco dado a revelar detalles sobre su vida personal, a Pablo Motos sí le confesaba en una ocasión una de sus inesperadas pasiones:
«aspirar a la inmortalidad». El madrileño desvelaba entonces que «me apasiona la idea de no morirse. Que los científicos vayan avanzando en esta labor de entender por qué nuestro cuerpo se oxida tan rápido», aseguraba antes de añadir que «es un acierto que de aquí a cuarenta años la gente pueda elegir cuánto quiere vivir».
Sincerándose una vez más, otro imprevisto dato curioso sobre él lo dejaba caer en una reciente conversación con su compañera Susanna Griso con motivo del
apagón general en España
. «Ya que estamos de confesiones, yo sí que no debería confesar esto, pero
no tengo radio de pilas», afirmaba el periodista ante las risas de la presentadora.
La fidelidad a la radio de Alsina
Con numerosos galardones en su haber como el
Premio Ondas o la Antena de Oro, Carlos Alsina es una de las voces más influyentes de la actualidad informativa en la radio. Un medio al que parecía encaminado desde muy pequeño, ya que el joven Carlos se grababa de pequeño locutando e incluso
haciendo imitaciones. «Siendo muy enano ya estaba en la senda. Imitaciones también grababa y se me daba bastante bien. Sobre todo, las de los profesores», aseguraba en una entrevista con El Mundo.
Nació en el seno de una familia numerosa como el mediano de cinco hermanos entre los que hay empresarios y peluqueros
«todos con ideologías diferentes», añadía en la mencionada entrevista. «Imagina la banda. Padre, madre, hermanos y la abuela que vivía con nosotros. La vida era muy divertida. En mi casa éramos muy de literas y de muebles cama».
Sin que haya trascendido nunca
ningún dato sobre su vida sentimental, tampoco son muchas las certezas que se tienen sobre sus gustos y aficiones. A través de retazos de declaraciones de otros periodistas sobre él, sabemos que adora la naturaleza, los frutos secos y montar en bici. Dada su habilidad para extraer a sus entrevistados las declaraciones que nunca contaban con decir, quizá debería entrevistarse a sí mismo para poder conocerle más a fondo.
Alsina comenzó su carrera en los medios escritos antes de recalar en la radio. Pero la televisión nunca le ha tentado. De hecho la calificaba en
el programa de Jordi Évole
como un medio «hostil» para él. Incluso reveló entonces que nunca le han llegado a hacer una oferta sería porque «todos los directivos que me lo ofrecen saben no solo que no me guste, sino que yo sé que
no sé hacer televisión. Es muy complicada».
Su inesperada entrevista con la reina Letizia
Este deseo del anonimato que da la radio lo ha trasladado a su vida personal, alejada de la jungla de asfalto. El periodista lleva varios años
residiendo en un pueblo a las afueras de Madrid, donde se mantiene cerca de su familia y puede tener perros, que le encantan desde pequeño y a los que saca a pasear a menudo por el campo.
Carlos Alsina en un evento junto al rey Felipe. /
gtres
Pero en ocasiones no ha podido evitar verse como protagonista de la noticia, como en su sorprendente exclusiva con los reyes
Felipe y Letizia en su visita a Chiva
tras la DANA. Entre el tumulto de los vecinos, una cercana Letizia se acercaba al periodista y le preguntaba un sencillo «¿cómo estás?». Alsina aprovechaba entonces para preguntar a su vez:
«¿Qué mensaje traen los Reyes?».
«Venimos a escuchar, a estar, compartir; estar con los damnificados. Seguir manteniendo la atención. Esa atención que, como tú bien dices en tu programa, tiene que ser constante. No debe nunca decaer», fue la respuesta de la reina, que no quiso despedirse de él sin un amable »me alegro mucho de verte».