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lunes, noviembre 4, 2024

Probamos el Mercedes GLC Coupé 200, el más interesante de la gama (y el más barato)

En Mercedes saben cómo hacer un buen coche sin apenas inmutarse. Calidad, imagen y diseño se dan la mano en el GLC Coupé 200, la mejor opción dentro de la gama… aunque sea el escalón de acceso.

Con el Mercedes GLC Coupé 200 4Matic que protagoniza esta prueba estamos en pleno terreno premium. Es más, pienso que este SUV podría utilizarse para preparar una posible definición de lo que es este segmento.

Y es que Mercedes sabe hacer perfectamente coches que encajan en esta categoría sin inmutarse: cómodos, elegantes, muy bien rematados y fáciles de conducir.

El coche que tienes aquí es el acceso a la gama coupé, lo que no significa que sea barato: cuesta unos 5.000 euros más que el GLC normal y para empezar a hablar tienes que preparar como poco 64.000 euros: palabras mayores.

Pero una vez que tienes la fortuna (y nunca mejor dicho) de poder plantearte uno de estos, seguro que te interesa saber cómo de Mercedes es un GLC Coupé 200 4Matic, ya que sobre el papel, eso de «200» suena a poco.

Interior: tecnológico en su justa medida

Primero déjame que te hable del interior. Puedes pensar que las plazas traseras van a ser estrechas e incómodas, ya que el techo cae mucho en la zona posterior. Pero lo cierto es que ya desde que abres la puerta te encuentras con buenas sensaciones.

El acceso es bueno y aunque la postura es más erguida de lo que me hubiera esperado, hay mucho espacio a lo ancho y alto y al final no resulta incómodo cuando haces un viaje largo.

Además, en el apartado de utilidad, las dos salidas de aire en la parte posterior de la consola central ayudan al confort térmico y hay suficientes huecos para dejar cosas. Quizá aprovecharía para añadir uno en el reposabrazos central para dejar un móvil, por ejemplo.

En cuanto al maletero, penaliza en altura total por la forma del portón, pero el hueco hasta la bandeja, que es lo que vas a utilizar el 95 por ciento de las veces, es  grande y de dimensionas más generosas que el de las versiones enchufables, que pierden mucha altura para dejar paso a la batería.

Prueba Mercedes GLC 200 Coupé

Autobild

Delante, el protagonismo lo tiene la gran pantalla central al más puro estilo tablet. Tiene una calidad brutal y es el corazón del sistema MBUX que creo que es referencia en sistemas de ‘infotainment’ por lógica de menús y facilidad de manejo: tiene infinidad de opciones y posibilidades de control, pero todo está donde se supone que tiene que estar.

Lo cual, por otro lado, contrasta con el volante multifunción con mandos táctiles y respuesta háptica que es un verdadero infierno de manejar porque es impreciso, las superficies son pequeñas y en general es incómodo

En marcha, ¿se queda corto? Así va el GLC Coupé 200

Quizá si echas un vistazo al titular, tienes una pista de lo que pienso: con 204 CV vas más que sobrado aunque este coche no sea precisamente un peso pluma, y vas a ver consumos en el ordenador de viaje de poco más de siete litros.

Recuerda que te estoy hablando de un SUV de 4,7 metros, que coquetea con las dos toneladas y al que probablemente vas a añadir peso en forma de pasajeros y, probablemente, equipaje en periodos de vacaciones. 

Pero a eso llegamos en un momento. Acomodado en los asientos delanteros, me lanzo a la carretera. El modelo que estoy probando tiene dirección en las cuatro ruedas, lo que hace que cambie el comportamiento del coche, no ya en autopista, donde la estabilidad lineal ya es de por sí elevada, sino en zonas estrechas como carreteras con curvas, recorridos urbanos y, sobre todo, a la hora de maniobrar en garaje.

En movimiento escucho el dos litros más de lo que hubiera imaginado en un principio. ¿Quiere eso decir que es malo en este apartado? Nada de eso: no deja de ser relativamente silencioso.

En cuanto a calidad de marcha, está mejor aislado del viento y de las rugosidades del asfalto. Por cierto, cuando éste está en buen estado, una carretera de curvas se convierte en un trayecto muy divertido y agradable, pues entra muy bien en giros rápidos aunque su dirección es muy suave (lo que no quiere decir imprecisa). 

Además, con la suspensión Airmatic que va unida a las cuatro ruedas directrices vira plano y apenas cabecea si optas por un reglaje algo más firme. El coste de este paquete es de 4.014 euros a la hora de escribir esta prueba, lo que no es poco. Pero me ayuda a enlazar con el titular: pasa del GLC 300 de 258 CV y activa esta casilla al pedir el coche.

Ruedas direccionales Mercedes GLC Coupé 200

Auto Bild

También una dirección suave y muy precisa en la zona cómoda del trío premium alemán formado por el BMW X4 y el Audi Q5 Sportback, y para mi gusto es la más adecuada para el día a día. 

Quizá lo que menos me ha gustado ha sido el tacto del freno. Frena mucho y bien (35,1 metros en frío), pero en ahí se trata de ponerte a 100 km/h y hundir el pie en el freno. A la hora de dosificar, es algo peor porque el tacto no es lo preciso y comunicativo que desearía. Nada grave: sigue siendo más que notable en el día a día.

¿Y el motor, cómo responde? No te voy a decir que el GLC 200 de la prueba es un tiro, de eso no hay duda. Pero este mild hybrid lo mueve con soltura, sube de vueltas con alegría y no te pondrá problemas a la hora de incorporarte a una autopista o adelantar en secundarias. 

Además, calca las cifras de prestaciones oficiales (su aceleración oficial es 7,9 y yo he medido lo mismo) y no necesita beber demasiado para estar satisfecho: durante la prueba medí un consumo real de 7,1 litros a los 100 en una conducción normal, pero sin buscar el menor dato posible.

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Etiquetas: SUV, SUV híbridos, SUV de lujo

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