El Opel Kadett C llegó al mercado en una época muy convulsa en la industria del automóvil, azotada por la crisis del petróleo. Las claves de su éxito fueron la variedad de carrocerías y sus innovaciones técnicas, como las suspensiones delanteras de doble horquilla con muelles helicoidales.
Cuando el verano de 1973 llegaba a su final, casi al mismo tiempo que estallaba la crisis del petróleo, se presentó la tercera generación de un auténtico bestseller para la marca del rayo y la más variada que había existido hasta entonces. Esta es la historia del Opel Kaddet C que cumple ahora 50 años.
El Opel Kadett C llegó al mercado en una época muy convulsa en la industria del automóvil, azotada por la crisis del petróleo provocada por la guerra de Yom Kipur. Sin embargo, gracias a una oferta variada de carrocerías, un equipamiento innovador y una mecánica fiable, tuvo una buena acogida entre 1973 y 1979.
Una de sus claves fue la variedad de carrocerías. Estaba disponible en versión sedán, familiar, con un práctico portón trasero, y coupé, más deportivo. Independientemente de la versión, sus rasgos de diseño característicos incluían una calandra plana, un capó con el pliegue característico de la marca y un faldón delantero en forma de alerón.
Como señaló la revista alemana Auto motor und sport en aquella época, “el Kadett no solo se conduce excepcionalmente bien, sino que también está sólidamente construido y terminado. Requiere poco mantenimiento, es fácil de reparar y económico de ejecutar».
Cuando el Opel Kadett C desembarcó en el mercado, los clientes podían elegir entre muchas opciones para satisfacer sus necesidades. Inicialmente, estaba disponible inicialmente como una berlina de dos y cuatro puertas en versiones normal y de lujo, como familiar de tres y cinco puertas y como un coupé. Luego llegaron las demás versiones.
En 1976 apareció una versión descapotable llamada Kadett Aero. Diseñado por el especialista en carrocería Stuttgart Baur, tenía una barra antivuelco y una cubierta trasera plegable que proporcionaba cierto aspecto targa.
El Kadett C fue diseñado como un “coche mundial”, ya que no sólo se fabricó en Alemania, sino también en Reino Unido, como Vauxhall, donde se denominó Chevette en lugar de Kadett. También se construyó en Asia, Australia y Norteamérica y Sudamérica, con arrocería ligeramente modificada y tecnología adaptada a las condiciones locales.
Los modelos alemanes montaron motores de 1.2 litros que rendían 53 y 60 CV. A principios de 1975, se incorporó un bloque más económico de 1.0 litros y 40 CV y, en el Salón de Frankfurt de ese mismo año apareció la variante más prestacional, el GT/E con inyección de combustible y 105 CV. A esto hay que añadir un peso de apenas 960 kg.
Cinturones de tres puntos y una suspensión revolucionaria
Pero el Opel Kadett C tenía dos bazas importantes, ambas relacionadas con la seguridad. La primera tenía que ver con los cinturones de seguridad, ya que fue el primer Kadett en incorporar los cinturones de tres puntos en los asientos delanteros, fijados al pilar B en la parte superior e inferior, así como en el cierre del cinturón.
Gracias a su sencillo accionamiento con una sola mano, aumentó la aceptación entre muchas personas a las que no les gustaban los cinturones de seguridad. Otro detalle del interior era que todos los botones e interruptores estaban perfectamente ubicados al alcance del conductor, incluso con el cinturón de seguridad abrochado, y los instrumentos eran fáciles de leer en todo momento.
El segundo elemento importante hacía referencia a una importante innovación técnica y era la suspensión delantera de doble horquilla con muelles helicoidales, mientras la barra estabilizadora era estándar para todas las versiones.
El coche ofrecía un comportamiento neutro y un mayor nivel de seguridad activa, gracias a un eje trasero más desarrollado y a un ancho de vías que crecía en 20 milímetros con respecto a la anterior generación del Kadett, lo que mejoraba la maniobrabilidad.
En caso de colisión, elementos como la dirección de seguridad con absorción de impactos, las zonas deformables en la parte delantera y trasera y el habitáculo como célula de seguridad, minimizaban el riesgo de lesiones.
Todo esto hizo que el Kadett C se utilizara como base para el vehículo de seguridad ‘OSV 40’ de 1974. Las vigas longitudinales y transversales estables, además de las puertas y umbrales reforzados, protegían a los pasajeros en caso de colisión o vuelco.
El vehículo fue diseñado para soportar un impacto frontal con un obstáculo rígido a una velocidad de 65 km/h (equivalente a 40 mph, de ahí la cifra 40). Con este prototipo muy cercano a la producción, Opel demostró que se podía lograr una seguridad pasiva óptima no sólo con vehículos grandes y pesados, sino también con automóviles más compactos y ligeros.
Toda la experiencia que adquirió Opel durante el desarrollo y las pruebas del ‘OSV 40’ las introdujo posteriormente en varios modelos de producción.
Kadett GT/E, el Rallye-Kadett
Pero el Opel Kadett C no sólo era un coche seguro, sino también deportivo, como demostró la marca alemana cuando presentó el Kadett GT/E en el IAA de 1975.
Montaba un motor de 1.9 litros con inyección de combustible Bosch L-Jetronic que entregaba 105 CV. Esta potencia, unida a un peso de alrededor de 900 kg, le permitía alcanzar los 184 km/h de velocidad máxima. Además, lucía un diseño realmente atractivo, con una llamativa combinación amarillo y negro dividida en la línea de cintura.
El Kadett GT/E tuvo su momento de gloria en el Campeonato del Mundo de Rally, nada menos que de la mano de Walter Röhrl y Rauno Aaltonen, en el Rally de Montecarlo y el Rally de Portugal, al volante de una unidad con 225 CV. Opel terminaría segundo en la clasificación general de constructores.
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Etiquetas: Grandes Historias